Viaje Argentina 2018 (relato repetido)

Siete pantalones, check.

Veinte bragas, check.

Catorce corpiños deportivos, check.

Profilácticos, no check.

¡Ceci! ¡Te vas a Argentina dieciocho días, nunca sabes lo que puede pasar! Me dice una amiga norteamericana que piensa que los hombres más hermosos del mundo están ahí y que yo debería terminar con uno.

Julia está casada hace doce años y sufre el síndrome de “si yo pudiera”. Entre su casa, el marido, sus hijos y su profesión, me dice que el sexo es un unicornio lejano que los visita— con mucho esfuerzo, me señala— cuando Mercurio está retrogrado. Me agarra del hombro y me dice:— Cecille, aprovechá, ¿sabés cuántas quisiéramos estar en tu lugar? La vida es hoy honey, me dice con su slang Californiano.

—Escuchame, demasiados problemas tengo con el calor que se avecina en mi ciudad natal como para arriesgar mi cuerpo a una vasodilatación querida.

— ¿Ay pero tu gente no tiene aire condicionado?

— Si claro, ¿pero no conocés la ley de atracción? Lo que resistes persiste. Esperemos que mi ansiedad no reviente los tapones de la EPE. Y mucho menos que me agarre desnuda bajo la luz de una vela y el sudor en la frente.

— Hacelo por mí, Ceci, ¡salí con un chico lindo y divertite!

— A ver Jules, los chicos de mi edad están casados con tres hijos— como vos— y los que no están con alguien puede que tengan herpes genitales debido a la promiscuidad. El riesgo de un embarazo no sería nada en comparación a vivir con alguna enfermedad venérea por el resto de mis días. Además, está muy peligrosa mi ciudad, irse a dormir con un desconocido es arriesgar más la vida más que el amor propio.

— Ceci, ¡no podes seguir de celibato! ¡Sos muy joven!

— ¿Y a vos quién te dijo eso? ¿Sabés a cuántos autores les hago el amor por semana baby? Ustedes quisieron el marido, el perro, los hijos y ahora extrañan la aventura, ¡quién los entiende!

— Ay pero Ce, esa es la historia de la humanidad, los casados quieren estar solteros y los solteros quieren estar casados. We’re all fucked-up, can’t you see it by now?

— Habla por ti misma cariño, yo solo quiero ser millonaria. Sinceramente me excita más manejar un helicóptero por Sidney que organizar una boda para trescientas personas. ¿Habré perdido la fe en el matrimonio Jules?

— No querida, te juntaste demasiado conmigo y viste mucho hombre casado tirándote los galgos. Es normal. Lo bueno de tu situación es que vos no querés hijos, entonces puede que tu libido nunca se vaya a la chingada como el mío. Y sos bastante solitaria, una combinación que te pone en el Himalaya, si no te presento algún amigo de mi marido puede que sigas sola hasta que tu sobrina te entierre.

El diálogo con Julia me confirma una vez más que los yoguis de la India sabían muy bien lo que hacían; el camino a la felicidad y la iluminación es uno muy personal, y por más que nos encante que nuestra pareja nos prepare el desayuno por la mañana y nos haga el amor, eventualmente, todo vuelve a su lugar, incluso el deseo de volver a tener tiempo para hacer todas esas cosas que nos llenan el alma. Para mí una de ellas es viajar, aunque sea volver al calor vietnamita que hizo que me fuera en primer lugar. Y sí, llevo globitos, pero no de los que se usan para evitar un embarazo, si no de los que se cuelgan de un salón para festejar un cumpleaños, el mío.

¡Nos vemos en Rosario en tres días!

Ceci Castelli

www.cecicastelli.com