Esclavos durmientes

Titular de la semana: Pase Sanitario y Andrew Cuomo en la mira por abuso sexual. Las barbaries que están ocurriendo sobrepasan mi lóbulo frontal. Pedófilos y vacunados en la primera plana, seguro, un mundo regido por la corrupción, la mentira y la evasión de la verdad, habla por sí solo.

Europa entera en la calle luchando por su libertad y los medios en silencio hablando de una variante falsa haciendo caso omiso a los derechos constitucionales. 

¿Pase sanitario para entrar a un restaurante? ¿Desde cuándo la psicología reversa aplica para la propaganda mediática? 

Jamás pensé que en mi línea de tiempo podría ocurrir algo llamado: pase sanitario. Solamente un régimen autoritario, distópico y perverso podría haber llegado hasta acá, con la hipnosis de la gente contribuyendo a unos psicópatas que juegan al doctor con nuestra salud.

Según las cifras (alteradas por un sistema mitómano y manipulativo) el 50% de la población está vacunada. 

Según mi criterio, seremos el 50% de sobrevivientes de una guerra biológica llamada: exterminio poblacional. 

Pero el show continúa, pacientes con trombosis en las piernas que van por la segunda dosis. Obesos por la tercera y así, un desfile de bajos IQ, comida chatarra, televisores prendidos, bozales 24 horas y unas ganas locas de volverme francotiradora. 

La grieta es tan obvia como la estafa mundial, y quisiera quererlos a todos por igual, pero mi amor propio tiene un problema grande con los bajos de autoestima. Empleados del estado y borregos desolados sin timón, repitiendo como frenéticos que se ha muerto mucha gente. ¡Pero porque faltas vos, maldito esclavo durmiente, seguimos con el debate!

Porque tenés un miedo tan ancestral que ves un televisor como un león que está por comerte las entrañas. Y si no sabés distinguir una noticia de una verdad, la que se quiere morir soy yo. En cambio, tengo que seguir conviviendo con tu deficiencia intelectual hasta que me pidan un tatuaje en las venas que diga: sí, soy oveja, déjenme participar.

Lo que no estás entendiendo, mi querido zombie, es que nosotros no tenemos miedo, porque el miedo es una estrategia que el sistema ha sembrado en vos para que vivas aterrado de tu propia existencia.

El miedo es tu muletilla para querer esparcir tu inseguridad sobre nosotros y convertirnos en parte de tu tribu, una que no puede vivir sin que le digan lo que tiene que hacer. El miedo es parte de tu discurso internalizado que habitás como tu segunda naturaleza, compartiendo tu 7% de capacidad psíquica con el resto de tu círculo que aplaude tu sometimiento. 

Cuando lo cierto es que sos la falla que hace que el sistema exista y abuse de todos nuestros derechos y libertades. Por tus miedos y tu decadencia espiritual estamos en esta guerra. Porque lo que más te asusta es la libertad, la libertad de no tener que ser dirigido por nadie y tomar las riendas de tu propia vida. La libertad de poder salirte del esquema y pensar por vos mismo, sin ser afectado por tu estructura, adoctrinamiento y educación. 

Le temes a la libertad porque ella no te pide nada a cambio, y en tu mente todo es una puñetera transacción. Pero tus amos te hicieron la jugada de la historia, entregaste tu cuerpo al precio de nada y ahora tu resultado será una enfermedad lenta y degenerativa de la que nadie se hará responsable. Porque así son tus padres, firmaron de antemano la potestad legal para aniquilarte sin pagar un duro.

Pero vos te pones el bozal, te sacas una selfie con la marca de la bestia y crees que con esto alcanza para ser el héroe de tu historia. 

Mientras que nosotros te miramos con ganas de llorar, por ser la lacra que drena y el agujero de esta sociedad.

Por la libertad,

Ceci Castelli